Acompañame a retroceder algunos años… Verano del 2015, campamento Palabra de Vida Argentina. Recuerdo una madrugada en la que fui confrontada por Dios con esta realidad “HOY ES UN BUEN DÍA PARA VOLVER”.
Dejame contarte de forma resumida mi testimonio. Me llamo Nicole, hoy día tengo 24 años y estoy casada hace casi 4 años, junto con mi marido servimos como misioneros en el equipo de Palabra de Vida. Ese fue un spoiler de mi presente, pero todos tenemos un pasado. Por la gracia de Dios, nací en una familia cristiana y, por ende, fui a la iglesia y escuché sobre Dios toda mi vida, pero a los 16 años comencé a tomar malas decisiones, a tener malas amistades, y poco a poco me alejé de los caminos de Dios completamente. No voy a entrar en muchos detalles, pero fueron 3 años de cometer todo tipo de pecados, de transgredir todos (o casi todos) los límites que me habían inculcado, fue vivir dando rienda suelta a mis deseos de una manera impulsiva y, sobre todo, a vivir una vida egoísta, no teniendo en cuenta el daño que le ocasionaba a quienes me querían, y mucho menos a Dios. No quería identificarme, ni que otros me relacionen con Dios… y pensando un poco en todo esto, se me vino a la mente un personaje de la Biblia que tampoco quiso que lo identifiquen con Jesús.
Ahora acompañame a retroceder bastantes años más atrás, cuando Jesús aún estaba en esta tierra. Como sabemos, Él tenía a sus doce discípulos que lo acompañaban y aprendían de Él, pero, hoy quiero centrarme en ese discípulo que cuando pensamos en él decimos que era el más impulsivo de todos ¿Sabés de quién hablo? Si, de Pedro.
Me gustaría que juntas, veamos cuatro aspectos de Pedro en su caminar con Cristo.
Pedro fue REDIMIDO
Fue Pedro quien primero confesó a Jesús como «el Cristo, el Hijo del Dios viviente», una verdad que le había sido revelada por Dios mismo (Mt. 16:16-17). Pedro creyó en quién era Jesús y le siguió, siendo redimido de su pasada manera de vivir (Lc. 5:8-10; Jn. 1:41-42), y teniendo un nuevo comienzo como discípulo de Cristo. ¿Fuiste redimida por la sangre de Cristo? Es decir, ¿Has recibido a Cristo como salvador Personal? Sigamos…
Pedro se encontró RENDIDO
Pedro era parte del círculo íntimo de los discípulos de Jesús, junto con Jacobo y Juan. Solo ellos tres estuvieron presentes cuando Jesús resucitó a la hija de Jairo (Mr. 5:37), o cuando Jesús se transfiguró en el monte (Mt. 17:1). Es más, a Pedro y Juan se les dio la tarea especial de preparar la última cena (Lc. 22:8).
Aun así, muchas veces Pedro actuó por impulso y cometió graves errores. Él se jactó de que nunca abandonaría al Señor, aunque todos los demás lo hicieran (Mt. 26:33-35), pero más tarde fue él también quien negó a Jesús tres veces cuando otros lo identificaron como su seguidor (vs. 70-74), y luego de esto, Pedro se encontró rendido, el vs. 75 nos muestra a Pedro llorando amargamente al recordar las palabras de Jesús.
¿Te encuentras en una situación similar? Cansada, rendida de siempre tropezar con la misma piedra, o quizás, rendida ante una situación que no sabés cómo afrontar… o directamente, rendida y lejos del Señor. Si te sentís así, seguí leyendo.
Pedro fue RESTAURADO
Pedro tuvo muchos altibajos, pero Jesús siguió siendo su amoroso Señor y fiel guía. Jesús reafirmó a Simón como Pedro, la «Roca», en Mateo 16:18-19, prometiendo que él sería fundamental en el establecimiento de la iglesia, es más, después de su resurrección, Jesús nombró a Pedro específicamente como alguien que necesitaba escuchar que había resucitado (Mr. 16:7). Y luego de la pesca milagrosa, Jesús vuelve a comisionarlo a Pedro como apóstol (Jn. 21:6, 15-17).
Pedro había llegado al punto de negar a Jesús, pero fue perdonado y restaurado por la Gracia y Misericordia de Dios, y terminó siendo un pilar fundamental en la edificación de la iglesia y la obra de Cristo en esos tiempos, y aún hasta hoy, su vida sigue bendiciendo las nuestras. ¡No hay pecado que la sangre de Cristo no pueda limpiar! En último lugar…
Pedro se REENFOCÓ
En el día de Pentecostés, Pedro fue el orador principal (Hch. 2:14), y la iglesia comenzó con cerca de 3,000 nuevos creyentes (vs. 41). Más tarde, Pedro sanó a un cojo (Hch. 3) y predicó ante el sanedrín (Hch. 4). Pedro abrió la puerta de la iglesia a judíos, samaritanos y gentiles (Hch. 2; 8; 10). También fue el autor de 1° y 2° de Pedro, que tanto nos enseñan hoy. Ni siquiera el arresto, los golpes y las amenazas, pudieron arruinar la determinación que Pedro tenía de predicar a Cristo resucitado (Hch. 5). Pedro no se quedó rendido, él fue restaurado y reenfocó su mirada en Cristo.
EN MIS ALTIBAJOS Y ERRORES, EL SEÑOR SIGUE ESTANDO EN EL MISMO LUGAR, EL PROBLEMA ES QUE YO ME ABSTENGO DE VOLVER A ÉL.
Retomando mi testimonio, así como Pedro, un día fui redimida por la sangre de Cristo, pero también me vi rendida ante aquella vida de pecado que me alejó de Dios, pero por su amor y misericordia, esa madrugada de campamento fui restaurada y mi vista se reenfocó en cumplir la voluntad de Dios para mi vida. Ese día, entendí que ese era el mejor día para volver… para volver al Padre, a sus brazos de amor, y a dejar de lado todo aquello que me alejaba de Él.
Cuando creemos en Cristo como Salvador personal, nada podrá separarnos de su amor (Ro. 8:38-39), pero somos nosotras quienes nos alejamos de Él. ¿Hay algo que hoy te está alejando de tu Padre Celestial? quizás una relación amorosa que sabes que tienes que dejar, un trabajo que demanda muchas horas, amistades que no te influencian para bien, hábitos pecaminosos, pensamientos incorrectos, prioridades desordenadas… o directamente, un corazón frío y apático hacia Dios.
En Malaquías 3:7 Jehová le dice al pueblo de Israel “Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros”, Dios siempre estará esperándote con los brazos abiertos y cualquiera sea tu situación hoy, te animo a que puedas decir: ¡HOY ES UN BUEN DÍA PARA VOLVER!
Siempre tan hermosa! Dios te utiliza siempre! Te quiero con todo mi corazón y agradezco a Dios por ponerte en mi vida❤️